La hoja de graviola es conocida por sus propiedades anticancerígenas debido a compuestos como las acetogeninas, que pueden inhibir el crecimiento de células cancerígenas sin dañar las células sanas. Además, ofrece beneficios antioxidantes, antiinflamatorios y antimicrobianos, ayudando a proteger las células del daño, aliviar dolores y combatir infecciones. También fortalece el sistema inmunológico, mejora la digestión y reduce la ansiedad. Aunque sus efectos son prometedores, su uso en el tratamiento del cáncer debe ser supervisado por profesionales de la salud.